La Navidad que nos hace felices: recuerdos de nuestra tierra

Chimiking
Chimiking - cena navidena 2025

Revive la Navidad dominicana y puertorriqueña: olores, música, comida y nostalgia. Descubre cómo Chimiking lleva el sabor de nuestra tierra a tu mesa.

Hay algo en la Navidad que nos toca el corazón de una forma distinta.

No importa cuántos años pasen, ni cuán lejos estemos de nuestra tierra: llega diciembre y de inmediato regresan los recuerdos de la niñez, de nuestra República Dominicana, de Puerto Rico y de toda esa cultura caribeña y latina que vive dentro de nosotros.

De repente, no estamos en el presente. Estamos otra vez en aquellos barrios, en esas casas llenas de gente, en esas noches donde el frío era suave pero el corazón caliente.

Cuando llegaba diciembre…

Diciembre no llegaba en silencio. Se sentía.

Se sentía en el friíto de la mañana, cuando uno salía a la calle y el aire olía diferente.
Se sentía en el olor a pintura fresca de las casas, porque había que “ponerlo bonito” para recibir la Navidad.
Se sentía en las luces de colores colgadas en los balcones, en las ventanas, en los arbolitos decorados con esmero.

Y poco a poco, la casa comenzaba a transformarse.

Llegaban las uvas, las manzanas, las nueces, el ponche, el vinito, los dulcitos que solo se veían en Navidad. En algunos hogares, la famosa telera o el pan especial de la época; en otros, las bandejas con turrones, galletitas y golosinas que se guardaban “para los días grandes”.

En Puerto Rico, aparecían los coquitos, el ron, los pasteles, el lechón y esa mezcla de aromas que salían de la cocina y llenaban toda la casa.

En Dominicana, el arroz con guandules, el pernil, el chicharrón, el pollo al horno, las ensaladas, el pastelón, los postres…

Esos banquetes que parecían no tener fin.

El sonido de la Navidad

La Navidad también sonaba.

Sonaba a música alta en la casa y en la calle, a merengue, salsa, bachata, aguinaldos, villancicos caribeños.
Sonaba a parrandas y jolgorios, a vecinos que llegaban sin avisar, llevando una funda de pan, una botella de vino, una bandeja de algo que “preparamos allá en casa”.

Sonaba a cohetes y fuegos artificiales, a risas de niños corriendo, a tías llamando a gritos, a primos que se veían solo una vez al año, pero que se sentían como hermanos.

En esas noches de diciembre, la casa nunca estaba realmente en silencio.
Siempre había alguien riéndose, alguien bailando, alguien sirviendo un traguito más, alguien calentando “un chin” de comida para el que llegó tarde.

La magia de la mesa navideña

Y en medio de todo eso, estaba ella: la mesa.
La mesa de Nochebuena o de la cena navideña era casi un altar familiar.

El pernil jugoso, el pollo al horno doradito, el arroz con guandules, el arroz con vegetales, las ensaladas de papas, de coditos, el pan, los dulces, las frutas, el ponche, el vino… Era más que comida: era tradición, era unión, era identidad.

Sentarse a la mesa era una ceremonia.

Los más pequeños esperando que les sirvieran, los mayores peleando por quién se sentaba dónde, las bromas, los chistes, los brindis, las fotos improvisadas.

La familia dominicana, puertorriqueña y latina sabe bien que no se trata solo de comer: se trata de estar juntos.

Cuando la Navidad nos encuentra lejos

Con los años, muchos de nosotros tomamos maletas y cruzamos océanos o fronteras.
Hoy la Navidad nos encuentra en otros países, en otras ciudades, con otro clima, con otras costumbres.

Y aunque seguimos trabajando, luchando y construyendo una nueva vida, cuando llega diciembre, el corazón se nos pone sensible.

Y lo extrañamos todo. Sobre todo, esa sensación de que nadie estaba solo en Navidad.

Revivir la tradición, aunque estemos lejos

Hoy estamos lejos de nuestra querida patria, pero no estamos lejos de nuestras tradiciones.
Mientras sigamos cocinando, recordando, compartiendo y reuniéndonos alrededor de una mesa, la Navidad seguirá siendo nuestra.

Y justamente por eso, una de las tradiciones más importantes que queremos mantener viva es la cena navideña.

Sabemos que la vida aquí es rápida, que trabajamos mucho, que a veces el tiempo no alcanza para cocinar un gran banquete como el que hacían nuestras madres y abuelas. Pero también sabemos que una mesa llena de sabor puede hacer que, por unas horas, nos sintamos nuevamente en casa.

Un banquete navideño para compartir (y no para cansarte en la cocina)

Pensando en todo esto, en Chimiking hemos preparado un especial navideño para que puedas revivir esas tradiciones sin pasar todo el día en la cocina.

Hemos creado un banquete para 12 personas, ideal para una familia o grupo de amigos, en el que puedes elegir:

  • Pernil o pollo al horno
  • Arroz con guandules o arroz con vegetales
  • Ensalada de papas o ensalada de coditos

Un banquete completo para 12 personas, listo para servir en tu mesa.
Y si tu grupo es más grande, también puedes pedir dos combos para servir hasta 24 personas.

Combo Holidays 2025 (Pagina)
Combo Navideño 2025

La idea es sencilla:

Que tú no tengas que sacrificar tu tiempo en la cocina, que no pases el día entero sudando entre ollas y sartenes, sino que te dediques a lo verdaderamente importante:

  • Abrazar a los tuyos
  • Compartir historias de las Navidades de antes
  • Reír, cantar, brindar, bailar
  • Y disfrutar de una cena navideña con el sabor de nuestra tierra

Del resto, nos encargamos en Chimiking Restaurant.

Porque aunque estemos lejos de nuestra patria, mientras haya una mesa compartida, una buena comida y personas que amamos a nuestro alrededor…

La Navidad seguirá siendo la Navidad que nos hace felices.

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